CAPÍTULO 2°
"Y apareciósele el ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza, y él miró y vio que la zarza ardía en fuego y que la zarza no se consumía". Capítulo tercero, versículo 2, del Éxodo.
La llama ardiente entre la Zarza del Oreb, es el espíritu humano. El espíritu humano es el Hombre Real y verdadero, el hombre de fuego, nuestro Real Yo, aquel Ruach Elohim que según Moisés labrara las aguas en el principio del mundo. El mago triunfador de la Serpiente. Nuestra divina Seidad, ardiendo en nuestro sistema nervioso central.
Continúa el santo de la revelación diciendo en el Apocalipsis, versículo 12: "Y me volví a ver la voz que hablaba conmigo y vuelto vi siete candelabros, uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba a los pies".